.
1
Si no estás dispuesto a todo
no te acerques demasiado,
porque haré un postre con tus sales,
tus fluidos serán adornos en mis dientes,
cada gota de tu sudor caerá y
apagará la luz de mis pechos,
que como dos rosas ya abiertas
volverán una vez más a recibirte.
Tus espasmos y gemidos los guardaré
donde protejo mis temores,
así siempre sabré dónde están.
Lo que no sabré dónde esconder
serán mis deseos, mi lujuria.
No podré evitarlo: se notará,
se olerá, será un grito de piel,
y contra la evidencia de mi cuerpo caliente
tendré que luchar, mi fiebre ocultar,
porque el rubor de mis mejillas me delatará.
Y todos sabrán que quiero que estés aquí, en mi cara,
en mi boca, en mis pechos, en mi vientre,
en mis muslos, en mis pliegues tibios y
en mi pelvis: golpeando violento en mi pelvis,
te quiero incansable y eterno en mi pelvis.
2
Te invito al festín en que
dos dulces uvas comerás.
Tu par de diosas hoy vendrán.
Haremos jugo con tu néctar;
ven, carne fresca comerás.
Nosotras, ambas, dadivosas,
espléndidas, majestuosas.
Dulces gritos te daremos
y una y otra te probaremos.
Yo profano ya tu boca
con mi lengua jugosa, bífida,
mi saliva caliente, roja;
ella baja a tu entrepierna,
te fornica con su boca
y tú ya ves sólo estrellas.
¡Es mi turno! le grito,
aspirando tus perlas gemelas.
Tú, cayendo al abismo
borracho de placer.
Como dos hembras salvajes
que pelean por su presa,
una monta ya tu vida y
la otra posa su caverna
en tu boca y tu cabeza.
Te retuerces y es calor
de cabalgata y sudor.
Somos dos, somos tres,
sin testigos, sin anillos.
Tus manos nos amasan
y te haces infinito.
Mientras embistes a Eva
por dos y al unísono,
ambas te miramos:
son los ojos lujuriosos
que nos ordenan, ahí vamos,…
Tus hembras mimosas
ya te quieren dentro de ellas,
y quieren líquido, evidencias.
Te miramos, nos besamos,
bocas llenas perversas de placer;
te enloqueces, encegueces,
te desarmas, te doblegas.
Yo y ella mutuamente nos
acariciamos y nos regalamos
estocadas de querer.
Tú te paras, nos dominas
mostrando tu puñal;
te derramas, te haces vivo
y nos das nuestro festín.
Yo te beso y la beso,
ella te besa y me besa,
como un pacto celestial.
Hoy cenaste, te cenamos,
tus musas, tu sueño de a dos,
tus demonios aún sin domar.
3
Siempre dispuesta para ti,
la entregada, la ofrecida
más allá de la cordura.
Bebidos y locos somos en
esta noche elegida e impura.
Probando mis cavidades
viajaste al extraño, al
rincón virgen y engañado;
llegaste a la esquina
del recodo más estrecho,
la vereda más oculta,
la no conquistada,
la sucia, la peor hablada,
la más negada, la nunca usada.
Me vuelcas la vida y
me pones de espaldas;
me tienes, subyugada;
te apropias de esa entrada
y me tiendes, y yo derrotada.
Un animal veo en tus ojos
cuando hurgas por ella,
conquistas mi gruta,
violentas mi oculto portal,
horadas, clavas,
rompes, penetras;
yo río, sí,
río, doncella,
suave al comienzo;
yo gimo de miedo;
conquistas mi trono,
y yo ya te siento
abriendo el camino
que estrecho se ha vuelto.
Ardiendo mi cuerpo,
mutando el dolor
te entregas cautivo;
yo me rindo y tú
te mueves incauto;
suspiro contenida
en quieto quejido;
el miedo se ha ido
y llega profanador
el hereje, el profano;
soy yo la que ahora suplica,
la que del dolor se rió
quiere ahora más fuerza,
lo quiere todo, entero;
exploto, me quemo,
descubierta ahora estoy;
mi entrada, mi pudor,
me arde, me gusta,
me excita, me conquista;
ahora mi cómplice el
placer infinito me dio;
lo uso, lo busco,
cuando la fiera que llevas
reposa en su nueva guarida,
mi otro templo de gozo,
que ahora, desde ahora,
lo domestico y ya es mío.
4
Somos seres impares esta noche,
doblemente me tocan y
veinte dedos me ultrajan.
Y yo aquí con los ojos dormidos
cumpliendo quieta mis deseos.
Me amasan cuatro manos,
dos arriba explorando mis pechos,
dos abajo, hurgando a oscuras,
cavando lo húmedo y eterno.
Dos bocas me succionan,
una arriba donde se amamanta,
la otra abajo donde la vida brota.
Juegan con mi carne
y se retuercen febriles
frente a frente, y yo,
sí, yo, la misma y en el medio.
Tomo sus puñales, generosos,
venosos, febriles, ganosos.
Los dos míos a la vez,
les acaricio a los dos la vida:
suave al comienzo, en silencio,
elijo a uno y pruebo su daga,
saboreo su dulzor, lo beso;
luego tomo y pruebo al otro;
muerdo al uno y masco al dos.
Soy su presa, lo siento,
me devoran, me tiendo,
dos vidas me van llenando,
de costado me atraviesan
y al medio ellos se encuentran;
en mi interior se regocijan y yo,
empalada, clavada por ambos,
juntos y al mismo tiempo,
inmóvil yo también me lleno;
¡hambrienta! me reclaman,
yo, reina y satisfecha me siento;
estallan, me inundan, exploto.
Acuerdan entre ellos seguir y
quién vuelve a profanar primero;
yo, hembra en celo, me trepo al primero
que me embiste nativo y llego al cielo.
Al otro lo bebo, largo y lento, mancebo.
Mientras uno me empuja, salvaje,
y me embiste hacia adentro,
viene ahora el bebido y me toma.
Me mareo y con toda su furia
me da lo mío y yo me muero.
Nuevamente al medio para dos,
y yo sigo ganando en este duelo;
los miro golosa y nuevamente
los enfrento con mis dos entradas,
frente a frente, el par, los como,
los beso, los trago, me invaden,
los absorbo, los calmo y digiero.
¡A ver cuál es el primero en mí!
grito desgarrada y al unísono.
De mi urgencia hambrienta
llena y satisfecha ya me encuentro,
salpicada de vida y sin tormentos;
los tuve a los dos, mis hombres sedientos,
ahora vacíos, exhaustos, contentos.
Han dado vida a esta mujer hembra
que vuelve a clamar por otro encuentro.
Ninguno es mi dueño ni sueño con ello;
sólo volverán a darme vida, fluidos y tiempo,
cuando mi cuerpo caliente necesite de ellos.
5
Sentada frente a ti,
abierta a los caminos,
te dejé ver mi alma
que empapada te esperaba.
Sentada frente a ti
con las piernas estiradas,
acercaste lento tu boca;
tu lengua sucia ya estaba.
Sentada frente a ti,
yo sólo te miraba;
te acercaste con tu mano
que traías ya salada.
Sentada frente a ti,
ya el calor no soportaba,
y vino tu daga a clavarme;
yo ya estaba preparada,
no sentía ni frío ni dolor,
sólo que me desbordaba.
Herida mortal en mi alma
que jugó sin pensar en nada.
Tu daga, oh, tu daga.